domingo, 12 de abril de 2015

TÚ ERES EL CRISTO

San Marcos 8:27-38                                                                                  Versículo clave 8:29
Entonces él les dijo: Y vosotros,  ¿Quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tu eres el Cristo”
Introducción:
El pasaje de hoy es la famosa confesión de Pedro.  Pedro confeso a Jesús: Tu eres el Cristo.  Esta simple frase contiene profundo sentido espiritual.  Según el libro de San Mateo, después de que Pedro hizo esta confesión Jesús le dijo que sobre esa confesión el edificaría su iglesia.   En esta mañana, vamos a meditar en el significado de la confesión de Pedro, de tal manera que nosotros también podamos hacer dicha confesión de fe y Dios pueda edificar grandes cosas en nuestra vida, Amen.  Vamos a leer el versículo clave y vamos a orar.

Primera parte: Tu eres el Cristo (27-30)
Miremos versículo 27ª  “Y salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas  de Cesárea de Filipo”. Esto ocurrió cuando ya habían transcurrido tres años, desde que Jesús empezó su vida pública como el Mesías.  Según el calendario de Jesús, se estaba aproximando su partida al cielo. 
Debido a esto el señor tenía que transmitir su obra del evangelio a sus discípulos. Ellos deberían de continuar y hacerse cargo del ministerio de Jesús.  El señor quería saber si ellos espiritualmente estaban preparados para hacerse cargo de la obra.  Por eso decide llevarlos a las aldeas de Cesárea de Filipo y  hacerles un examen final ahí.
Los discípulos estaban muy felices, porque se apartaron de la multitud y podrían disfrutar con un descanso después de mucho tiempo.  En el camino, Jesús les hizo un examen sorpresa,  ¿A quién de ustedes les gustan los exámenes sorpresa?,   El examen consistirá en dos preguntas acerca de quién era Jesús.  Primero:
Miremos v. 27b “Y en el camino pregunto a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?”
Primero el señor les pregunto diciendo “¿Quién dicen los hombres que soy yo?”, esta era una pregunta objetiva.  Ellos respondieron: unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías;  y otros, alguno de los profetas.  La gente de aquel tiempo comparaba a Jesús con los grandes profetas y siervos de Dios del antiguo testamento.
Ahora bien, ¿Por qué el señor habrá echo esta pregunta?, la razón por la cual Jesús les pregunto: “¿Quién dicen los hombres que soy yo?, era para introducirles en la siguiente pregunta personal:
Y vosotros, ¿Quién decís que soy? (29a)”, aquí la palabra “Y vosotros” significa que no importa cómo piensan los demás, no importan lo que digan los demás, ¿Ustedes quien dice que soy yo?, el señor quiere escuchar nuestra respuesta personal.
Aquí vamos a detenernos a meditar un poco sobre el significado de esta pregunta.  Aparentemente, pareciera que Jesús está preguntando la opinión de los discípulos sobre su personalidad.   Pero los discípulos ya sabían que Jesús era el Cristo.   Si leemos San Juan 1:40-41 Andrés le dijo a Simón: “Hemos hallado al mesías, que traducido es, el Cristo. Venid y Ved”  Y ellos dejándolo todo le siguieron.
Entonces, ¿Qué es lo que Jesús quería saber con esta pregunta?  Y vosotros, ¿Quién decís que soy? Jesús quería una confesión personal de sus discípulos después de tres años de relación personal con él.
Yo he conocido y he visto casos de matrimonios  que han vivido juntos por años, ambos saben que se aman, se apoyan uno al otro, se respetan, pero a pesar de tiempo nunca se han confesado sinceramente su amor hacia la otra persona (hacia la pareja).  Pero hay un momento en el tiempo en que confiesan  sinceramente su amor uno al otro, esto se da después de tener una relación por años, lo cual ha permitido conocerse mejor.  La confesión de amor a alguien se basa en una profunda relación personal.
Y vosotros quien decís que soy?”, los discípulos habían convivido con Jesús tres años.  Ahora, en base a sus experiencias personales, Jesús quería que cada uno de ellos personalmente confesara: quien es Jesús para ellos.  En esta mañana confiesa quien es Jesús para ti, Amen.

Miremos el versículo 29b “Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el cristo. Pero él les mando que no dijesen esto de el a ninguno”
Pedro confeso que Jesús era el Cristo.  Generalmente, Pedro respondía incorrectamente o por emoción a Jesús.  Pero, esta vez, respondió muy bien, porque “tú eres el cristo” era exactamente lo que Jesús quería escuchar. 
Pero escudriñemos ¿Qué quiere decir  Cristo?, Etimológicamente, el Cristo significa “el hombre ungido”.  En el tiempo del antiguo testamento, los reyes fueron ungidos en su ceremonia de coronación.  Cuando Jesús fue bautizado por Juan el Bautista y se sumergió en el agua y luego subió de las aguas, simboliza que fue ungido como rey, posteriormente los cielos le fueron abiertos; y el espíritu de Dios descendía del cielo como paloma, y vino sobre él, esto simboliza la coronación. (Mt. 3:13-17)  Entonces el señor fue coronado como rey, no solo de los cielos y de la tierra, si no también rey de mi vida.
Podemos decir confiadamente que Jesús es Rey de Reyes, el dejo el cielo y vino a la tierra,  destruyo el reinado y la potestad de Satanás a través de su muerte y resurrección, también nos liberó de la esclavitud del pecado, a través de esto él se hizo nuestro rey.   Cuando Pedro respondió a Jesús: “Tu eres el Cristo”, lo que le estaba diciendo es “Tu eres el Rey de Vida, a quien doy mi amor, mi fidelidad, mi obediencia”.  Confiesa en esta mañana que el señor es tu rey, amen.
Cristo también significa el Mesías prometido.  Isaías profetizo sobre el mesías que iba a venir, de la siguiente manera:
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su nombre; y se llamara su nombre admirable, consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.”  El profeta Isaías describió al Mesías como un TODO, él es todo para mí.
Por ejemplo: Jesús fue el agua viva para la sedienta mujer samaritana.  Jesús fue amigo para el solitario cobrador de impuestos Levi.  Jesús fue el verdadero padre para Marta y María quienes Vivian sin padre.  Jesús fue el verdadero consolador para una viuda la cual estaba yendo a sepultar a su único hijo, Jesús fue el médico y la cura para una mujer que sufría flujo de sangre, entonces “Jesús es todo lo que una persona necesita”.
Entonces cuando Pedro respondió a Jesús: tú eres el cristo, él lo que le estaba diciendo era: Tu eres todo  para mí, mi futuro, y mi razón de vivir.  Confiesa en esta mañana que Jesús es todo para ti, amen. 
Básicamente la confesión de Pedro era una confesión de fe pero también es una confesión de amor.   En el pasado Pedro amaba al mundo, amaba sus sueños humanos.  Pero desde que Jesús vino en su barca y le llamo para seguirle, comenzó a experimentar personalmente a Dios vivo en Jesús.
Como muchos de nosotros sabemos, para el ser humano, el amor es tal vez el principal problema. Mucha gente llora por amor, mucha gente se enferma por amor, muchas personas bajan de peso por amor  y otras suben mucho de peso por amor.  Muchos adolescentes que no han conocido el amor de su padre entregan demasiado fácil su amor a los chicos o a desconocidos y sus vidas quedan arruinadas y dañadas profundamente. 
Muchas personas andan errantes por causa del amor, ellos quieren confesar su amor a alguien, pero en este mundo no hay alguien a quien le puedan confesar su amor y ser correspondido.     A quien confesar mi amor es un problema fundamental en nuestra vida.
Pero en esta mañana tenemos la oportunidad de confesar nuestro amor a Jesús, a través de nuestra confesión de fe “Tú eres el cristo”. 
Muchas personas dicen “Yo amo al señor”, pero en realidad para cualquier persona no  es fácil hacer una verdadera confesión de fe.   Algunos cristianos suelen decir yo amo a Jesús, pero en su corazón no hay verdadera alegría y gracia de aprender de Jesús, no hay gozo al servir en su obra,  la gracia y el deseo de servir dependen de su estado de ánimo, de cómo anden las relaciones con los miembros de la iglesia  o de como anden las cosas económicamente.
Ejemplo: Si las cosas andan bien económicamente se hacen soberbios y no agradecen, y si las cosas andan mal conforme a su expectativa, se ponen rebeldes ante Dios, se quejan o le desobedecen.  El problema de estas personas o cristianos es que aman el mundo más que a Jesús, o les preocupa más la aceptación y aprobación de las personas  que la de Jesús.
Nosotros podremos hacer la confesión sincera solo cuando amamos a Jesús más que todas las cosas de este mundo.  1Juan 2:15 nos dice: “No améis al mundo, ni las cosas que está en el mundo.  Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.”
Cuando hacemos la confesión de fe, podremos seguir a Jesús sin importar éxito o fracaso, salud o enfermedad, vida o muerte, abundancia o escases, porque nuestro amor hacia el no cambia, es estable y permanece en el tiempo.
La confesión de fe que hizo Pedro es en lo que se basa la fe cristiana hasta hoy en día.   Cuando Pedro hizo la confesión de fe: Tú eres el Cristo, Jesús bendijo a Pedro. Mateo 16:18 le dijo “Y yo también te digo, que eres Pedro, y sobre esta roca edificare mi Iglesia”.
Si una persona edifica su vida sobre esta confesión, aunque él sea débil y tenga defectos humanos, ante los ojos de Dios esta persona tendrá un gran futuro, porque Dios tiene visión grande para él, porque el señor Edificara  muchas cosas maravillosas en la  vida de esta persona. Pedro es un buen ejemplo.
Oro para poder edificar mi vida sobre esta confesión, oro para edificar mi familia sobre esta confesión, oro también para que mi iglesia sea edificada a través de esta confesión de fe y amor. Amen.

Segunda parte: Toma tu cruz y sígueme (31-38)
Después de esto el señor Jesús comenzó a enseñarles y anunciarles a sus discípulos que le era necesario padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días (31).
Pero algo curioso sucedió con Pedro, leamos el versículo 32 “Esto les decía claramente.  Entonces Pedro le tomo aparte y comenzó a reconvenirle.”
Pedro tenía un concepto erróneo sobre el reinado del mesías, él pensaba muy humanamente, Pedro pensaba que el señor Jesús derrocaría al imperio Romano, los liberaría del pesado yugo, se convertiría literalmente en el rey de Israel y los discípulos serían sus ministros, Pedro soñaba con ser el principal ministro, pero cuando el señor Jesús anunciaba sobre su muerte y sufrimiento estaba echando a perder el sueño humano de Pedro y también asustaba a los demás discípulos.
Así que decidió tomarlo aparte y lo reprendió por hablar de esa manera,  Pedro no quería que su sueño fuera frustrado,  pero Pedro cometió un grave error, ¿cómo se le ocurre regañar al señor Jesús?, miremos cual  fue la respuesta del señor, leamos el versículo 33 “Pero, el, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”
Es muy importante entender que cuando conocemos a Jesús es muy importante despojarnos de nuestros sueños y planes humanos, porque los planes de Dios siempre serán distintos a los planes del hombre, oremos para que se haga según la voluntad de Dios y no la nuestra.
Miremos el versículo 34 “Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tomo su cruz, y sígame.”
El señor junto a todas las personas y también a sus discípulos y les aclaro que todo aquel que quisiera ser su discípulo debería olvidarse de hacer su propia voluntad, debería cargar su cruz, ser obediente y seguirle.
El seguir a Jesús es un acto voluntario, no forzado, Dios nos dio libre albedrio confiando en que hagamos buen uso de él.
Cargar la cruz significa crucificar nuestro viejo hombre carnal y pecador, para dar paso a un nuevo hombre, aunque esto implique sufrir y padecer así como lo hizo el señor.  Gálatas 5:24 dice “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”.
Seguir a Jesús es la mejor decisión de fe que cada uno de nosotros podamos tomar, todos los que siguieron a Jesús fueron cambiados y utilizados preciosamente en su obra.
Miremos los versículos 35-37 “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvara.  Porque ¿Qué aprovechara el hombre si ganara todo el mundo, y perdiere su alma?, ¿O que recompensa dará el hombre por su alma?
El señor explica otro punto muy importante, la vida no consiste únicamente en el poco tiempo que estaremos aquí  en la tierra, ya sean 80 o 100 años, la vida trasciende hasta la eternidad, entonces lo que yo haga aquí en la tierra determinara en donde viviré en la eternidad. 
Entonces las personas que se  preocupan en  salvar su vida humanamente y materialmente, la van a perder.  Pero si deciden entregar su vida a Jesús y servir su obra entonces la salvaran, porque están haciendo tesoros en el cielo.
Cuando predicamos el evangelio, servimos la obra de Dios, estudiamos la biblia y obedecemos la palabra, para algunas personas pareciera como si estuviéramos perdiendo el tiempo, desperdiciando nuestra vida, etc.  Pero no es así, estamos trabajando para salvar nuestra vida.
De nada sirve que una persona gane todo lo que quiera en el mundo, si al fin de cuentas pierde su vida, en otras palabras la salvación y la vida eterna no se compra con dinero o cosas terrenales, únicamente se adquiere a través de Jesús.
Romanos 12:2 nos aclara “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Esto quiere decir que no vivamos como viven todos en el mundo, más bien cambiemos nuestra forma de ser y de pensar, ya que solo así podremos saber lo que Dios quiere, lo cual es agradable y perfecto para nosotros.
Miremos el versículo 38 para finalizar “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adultera y pecadora, el hijo del hombre se avergonzara también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos Ángeles”.
Por último el señor concluye este pasaje diciendo que los discípulos no deben avergonzarse de Jesús ni del evangelio, ante la generación mala y pecadora. Les enfatiza que si ellos lo hacen entonces Jesús se avergonzara de ellos cuando venga con el poder de Dios y de los Ángeles.

No debo avergonzarme de Jesús y del evangelio que predico, al contrario debo sentirme orgulloso y tener fe, todo lo que hagamos aquí en la tierra tiene una consecuencia o efecto en el reino de los cielos, si nosotros nos avergonzamos del señor aquí en la tierra entonces él también lo hará con nosotros allá en el cielo, si nosotros exaltamos al señor el también hará lo mismo con nosotros. Amen.

En conclusión, cuando nosotros hacemos la confesión de fe y nos comprometemos con el señor, Dios entonces nos toma y a partir de allí se hace responsable de nuestra protección, de nuestro futuro y el de nuestra familia, de nuestra salud, de nuestra vida material (incluyendo trabajo), él se encarga de todo y nos respalda en todo, porque él es todo lo que nosotros pudiéramos necesitar. Amen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario