domingo, 26 de julio de 2020

El poder de nuestras palabras (primera parte)

La Palabra, principio de todo.
Génesis 1:3 "Y dijo Dios: !Que exista la luz! y la luz llego a existir. (NVI)
Todos hemos escuchado o leído en alguna ocasión la historia de la creación del mundo por parte de Dios que se encuentra en el libro de Génesis; en esta se nos relata que Dios inicia todo con el poder de su palabra separando la luz de la oscuridad; se nos dice que vio que la luz era buena y la separó de la oscuridad; esto mismo ocurre en nuestra vida a diario cuando vemos que muchas veces conversando con las demás personas que algunas cosas en nuestro entorno no están bien y otras si, algunas palabra llevan a la oscuridad y otras las repelen y llega lo bueno a nosotros y a los demás; sé que es difícil muchas veces diferenciar cuales palabras edifican y cuales destruyen, esto lo vemos con el impacto que las mismas traen a nuestra vida y a quienes nos rodean.
Cada día examinemos a conciencia cómo impacta nuestra boca en aquellos que están a nuestro alrededor, miremos con detenimiento si estamos siendo de bendición y trayendo luz o estamos siendo de mal y en lugar de luz traemos oscuridad; recordemos que el temor muchas veces se asocia con la oscuridad y si las personas temen hablar con nosotros es porque posiblemente nuestra manera de hablar no es de luz y esperanza.

Nuestras palabras siempre impactan. 

Isaías 55:11 "Así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mi vacía, sino que hara lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos" (NVI) 
Está claro que no somos Dios ni que tenemos el mismo poder que él para hacer las cosas, sin embargo, respecto a las palabras que digamos debemos tener sumo cuidado porque en realidad se cumple lo que dice en Isaías 55:10-11: no hay palabra que no produzca un impacto, ya sea para bien o para mal.
La Escritura nos relata que las veces que Dios habla se produce inmediatamente aquello que dice; cada vez que el Padre abre su boca se cumple el cometido para lo cual lo hace; lo mismo sucede con nosotros aunque en menor escala; siempre que abrimos la boca y lanzamos una palabra la misma se va e impacta, hace, logra, transforma, quebranta o destruye a quien la escucha; no sé si te ha sucedido que estás triste y una persona se acerca a ti y te lanza una palabra de aliento, inmediatamente se produce un cambio en nuestro interior y muchas veces, si permitimos que ella entre a lo más profundo de nuestro ser, va a transformar para bien, en otras ocasiones nos sentimos bien y alguna persona lanza una palabra de desaliento o duda y ella también impacta en nosotros.
Tengamos cuidado porque cada palabra que decimos es un reflejo de lo que tenemos en nuestro interior.

Nuestras palabras reflejan lo que tenemos en el corazón.

 Lucas 6:45 "porque de lo que abunda en el corazón habla la boca" (NVI)
Que hermoso es ser reconocido como una persona de bien, ¿no lo crees? Es interesante porque podemos distinguir fácilmente a quienes tienen amor en su corazón y desean en bienestar de los demás con solo escucharles hablar; cuando una persona tiene a Dios en su interior entonces habla conforme Dios demanda y desea; cuando es odio, resentimiento, amargura o deseos de venganza lo que enseñorea su ser entonces vamos a escuchar palabra de desaliento, odio o resentimiento.
La Escritura es clara cuando nos dice que de la abundancia del corazón habla la boca (Lucas 6;45), es clara cuando dice también que debemos cuidar nuestro corazón porque de él mana la vida (Proverbios 4:23), sobre toda cosa guardada debemos cuidar lo que dejamos entrar a nuestro corazón porque ello será lo que gobierne nuestro ser (Mateo 6:21); es una lucha constante porque nuestro entorno nos incita al pecado, al odio, resentimiento, venganza; es allí donde debemos ser luz en medio de la oscuridad y permitir que la luz de Cristo alumbre nuestro ser interior y que las demás personas vean esa misma luz brillar.
Este es un maravilloso día en el cual el Señor nos permite brillar, no dejemos pasar la oportunidad y hablemos con amor a todos los que nos rodean, no demos por sentado que los demás saben que les amamos, digámoslo sin temor.

No debemos tener un doble discurso. 

 2 Corintios 6:14 "No  formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O que comunión puede tener la luz con la oscuridad?
Muchas veces los cristianos somos juzgados porque tenemos doble discurso, bendecimos en la calle pero maldecimos en la casa; somos luz en una parte y oscuridad en otra; la constancia debe ser nuestra meta y comportarnos como es digno de los hijos de Dios, hablando en todo momento con sabiduría, amor, bondad y misericordia; entendiendo que todos somos imperfectos y que podemos fallar; debemos cuidar que de nuestra boca no salga bendición y maldición porque la luz y la oscuridad no tienen comunión (2 Corintios 6:14) por lo tanto debemos cuidar en todo tiempo que sea luz lo que emane de nuestro interior a través de nuestra boca.
Sé que es difícil muchas veces callar, pero tenemos el mejor ejemplo en Jesucristo quien cuando fue llevado en el Calvario hacia la peor de las muertes prefirió callar y fue llevado al matadero como una oveja (Isaías 53:7), aun cuando estaba en agonía y dolor abrió su boca solo para pedir misericordia para aquellos quienes le lastimaron (Lucas 23:34), esta debe ser nuestra meta, que en todo momento obedezcamos la Palabra que nos dice que debemos bendecir y no maldecir (Romanos 12:14-21); es por todo esto que somos deudores y debemos ser benignos con los demás y desear de todo corazón que el Señor les bendiga y guarde siempre.
Te invito a que la siguiente oración la hagamos de corazón: amado Padre, sabemos que muchas veces te hemos fallado porque hemos dicho palabras ofensivas a los demás, perdónanos porque somos imperfectos y por eso te pedimos que nos ayudes a refrenar nuestra lengua cuando vaya a hablar palabras que no te agraden, que podamos bendecir a quienes nos maldicen; amado Señor, en este momento bendigo a quienes me han hecho daño y te pido una cobertura especial sobre sus vidas; que les alientes a cada momento y que siempre sean ellos bendecidos más que yo, en el nombre de Jesucristo, amén.
 3 Aspectos En Lucas 6:45- Que Definen El Contenido De Tu Corazón